Llevamos unos años viviendo una época de transición dentro del mundo automovilístico, y todo está progresando tan rápido que, a veces, no nos damos ni cuenta. La sociedad, la tecnología, los nuevos recursos, las innovaciones en infraestructura, el medio ambiente o el joven talento, son algunos de los culpables de esta evolución que está marcando, sobre todo en diseño y mecánica, al vehículo de hoy en día. Y es que, realmente, el tiempo que transcurre entre épocas y generaciones es muy corto, porque hace 100 años se conducía un tipo de carruaje con motor de explosión, y ahora estamos hablando de coches eléctricos y autónomos. El sector del motor nunca descansa y lo que antes describíamos como "futuro", ahora ya es presente, y da la sensación que siempre llega antes de lo previsto. Por este motivo, se ha inaugurado recientemente el museo Mobility City, ubicado en Zaragoza, para invitarnos a viajar por esta transformación, y darnos cuenta de dónde venimos y a dónde vamos.
La comunidad autonómica de Aragón quiere convertirse en referencia mundial de la movilidad sostenible y el medio ambiente, y por esta razón han puesto en marcha el Museo Tecnológico de Movilidad, llamado "Mobility City", que representa el primero en España de este tipo. Es un proyecto impulsado por la Fundación Ibercaja, con el apoyo del Gobierno de Aragón, que enseña cómo se verá afectada nuestra vida cuotidiana en el futuro, desde los medios de transporte hasta la clase de ciudades, mediante distintas muestras temporales. Hoy os muestro la exposición "Los superclase que cambiaron la especie", que presenta la evolución del mundo del automóvil, y lo hace a través de 15 coches que han marcado un antes y un después en la historia del motor. Modelos clásicos y modernos, cedidos por particulares, instituciones y marcas, componen esta colección que está abierta al público hasta el domingo 18 de junio de 2023.
Mobility City tiene sede en el pabellón puente de la capital maña, diseñado por la arquitecta iraní Zaha Hadid y abierto en 2008 para la Expo Zaragoza. Esta emblemática infraestructura resucita 15 años después de abandono, y su reacondicionamiento ha costado años de trabajo y una elevada inversión de 8 millones de euros, aunque compensa con la felicidad que tienen los zaragozanos por recuperar la construcción. Esta obra arquitectónica, que cuenta con 6.500 metros cuadrados y mide 207 metros de longitud, tiene forma de flor "gladiolo" y la envoltura se inspira en las escamas de un tiburón. A pesar de ser una edificación de acero y fibra de vidrio, sus 7.000 toneladas se cuelgan encima del río Ebro y, por esta razón, tiene un apoyo de 22 pilotes, de los cuáles 10 se encuentran en la parte central y alcanzan más de 72 metros de profundidad.
La visita empieza con el coche que podría describirse como "la chispa que encendió el automóvil", nunca mejor dicho. Se trata del Benz Patent Motorwagen Type 1, el primer vehículo del mundo propulsado por un motor de combustión interna, que se fabricó en el año 1886 por Karl Benz. Eso sí, llevaba un motor de un solo cilindro, contaba con 0.9 caballos y alcanzaba una velocidad máxima de 16 km/h. En su momento se produjeron varias unidades (25 para ser exactos) pero en 2003 Mercedes-Benz Classic, un departamento de la marca alemana especializado en clásicos, decidió construir 100 copias exactas, como esta, para exposiciones o exhibiciones. ¿Y cuánto costaba comprar este modelo? Pues 600 marcos de oro alemanes, o 150 dólares de esa época, que equivalen a 3.100 euros de hoy, haciendo una cuenta aproximada. La historia del Patent Motorwagen Type 1 va mucho más allá, pero antes nos debemos remontar a enero de 1888. Bertha Benz, esposa del Karl, se convirtió en la primera persona del mundo, también la primera mujer, en realizar un viaje largo con coche y, precisamente, fue con el de su marido. Lo hizo con el objetivo de ir a ver a su madre, que vivía lejos de ella, y con la intención de demostrar la importancia y la funcionalidad de lo que, entonces, se llamaba invento. Esta aventura, en la que también participaron los dos hijos pequeños del matrimonio Benz, tuvo una distancia de 194 kilómetros por Alemania (ida y vuelta), comenzando en Mannheim y finalizando en Pforzheim. Eso sí, tuvo que parar en Heidelberg y en Wiesloch, donde se vieron obligados a repostar con éter de petróleo que consiguió en farmacias, además de actuar como mecánica y solventar imprevistos que surgían a medida que iba avanzando hacia su destino. Otra curiosidad es que, durante esta travesía, inventó la pastilla de freno, algo que ahora resulta imprescindible en un automóvil, poniendo las suelas de sus zapatos en los frenos de madera del modelo. Este prototipo acabó siendo un éxito en todos los sentidos y fue el comienzo de una era, ya no solo para Benz sino también para otros fabricantes de vehículos. Hace poco se consiguió hacer un estudio sobre este modelo, a través de un simulador, y se llegó a la conclusión que tardaría 80 minutos en hacer una vuelta al famoso Circuito de Nürburgring, un número muy lejos de los 7 minutos que estamos acostumbrados a ver.
Aunque aún sea muy pronto para pensar en navidad, propongo una idea de regalo para pedir a nuestro querido Santa Claus. Os presento uno de los juguetes más caros del mundo y se llama Bugatti Baby 1 (u oficialmente Type 52), inspirado en el Bugatti Type 35 que participaba en carreras de la época. Fue un coche que fabricó Ettore Bugatti en 1927 para que su hijo se divirtiera en sus ratos libres, conduciendo esta máquina por los jardines del Château St.Jean, en Molsheim. Y no podemos tener ni la menor duda de si se lo pasaba bien, porque el Baby 1 tenía un motor eléctrico de 12V que le permitía alcanzar los 20km/h. Todo cambió cuando los clientes de Ettore, que le iban a visitar a su palacio en Alsacia - donde se encuentra actualmente la fábrica - le pidieron que hiciera copias exactas para sus hijos, al ver semejante pieza y lo gracioso que podía llegar a ser. Así que se decidió producir 500 unidades, con un precio de 40.000 euros, que incluso cada una se adaptaba a las distintas alturas de los niños que lo iban a poseer.
Sin movernos de Bugatti, nos encontramos también con un Veyron que, para mí, es una de las mejores obras que jamás ha hecho el ser humano. No solo porque me parece extremadamente bonito, sino porque se pasaron el nivel de juego en cuánto a ingeniería, tecnología y mecánica. Cuenta con un motor W16 de 16 cilindros, 4 turbos, 64 válvulas, 10 radiadores y 2 circuitos de agua, y consigue desarrollar 1.001cv de fuerza motriz. Gracias a dichos elementos, alcanza los 407km/h y acelera de 0 a 100km/h en 2.5 segundos, asimismo frena de 400km/h a 0km/h en menos de 10 segundos. Fueron años de producción, de mucho trabajo junto a Volkswagen, pero finalmente lo lanzaron al mercado en 2005 y lo renovaron hasta 2015 con distintas versiones, 45 para ser exactos. Una de ellas es la que está expuesta en Mobility City, la "Lune De Sang" (luna de sangre, traducido al español). Aunque no lo parezca, es una edición Grand Sport y esto significa que es descapotable, pero aún llama más la atención el color perlado metalizado, que combina de forma elegante con un rojo italiano, sin pasar por alto el interior que también es rojo. ¿Y cómo os quedáis si encima os digo que es único en el mundo? Pues sí, solo hay una sola unidad de esta edición dentro de las 450 que se fabricaron del Veyron y, siendo más concretos, dentro de las 150 unidades del Grand Sport. Definitivamente, es una locura con 4 ruedas que, además, no salió rentable a Bugatti en cuánto a producción pero sí para su imagen. Y si quieres uno puede que tampoco te salga asequible porque, a parte del millón y pico que cuesta, su mantenimiento se eleva hasta la cifra de los 300.000 euros anuales. ¡Qué barbaridad!.
No podía faltar en esta exposición uno de los modelos más icónicos de la historia del automovilismo, y uno de los coches mas bonitos que se han creado. Se trata del Mercedes 300SL, 300 refiriéndose a la cilindrada y SL que significa súper ligero, aunque también es llamado "Gullwing" por su apertura de puertas en forma de alas de gaviota. Es un coche de 1955 que nació para la competición, incluso ganó varias carreras como la Panamericana o las 24h de Le Mans, pero particularmente en Estados Unidos gustó tanto, que la marca se vio obligada a hacer una versión de calle, la cuál solo tardaron 6 meses para poderla llevar a cabo. Imaginaros su éxito, que el 80% de los 300SL se vendieron ahí y, precisamente, no habían pocos porque se llegaron a fabricar 1.371 unidades de la variante coupé y 1.858 de la variante descapotable. Tal consideración tenía como obra de arte que hasta Andy Warhol, artista norteamericano, dibujó el modelo a su manera, dentro del movimiento "pop art".
Porsche, que cumple 75 años este 2023, también tiene representación en Mobility City con el 356 de 1965, el primer modelo que produjo la marca alemana al cien por cien. Fue el coche que se fabricó justo antes del famoso 911, con una serie de 13.509 coupés y 3.265 descapotables, y se basó en componentes de Volkswagen como, por ejemplo, el chasis que deriva del VW Type 1, o "beetle" dicho de otra forma. Tiene un motor de 4 cilindros, desarrolla 95 caballos y solo pesa 934kg, aunque lo más destacable es su forma y línea tan redondeada, que no solo le hace ser bello sino que además representa una obra maestra de aerodinámica.
Es el turno de uno de mis coches favoritos, y de uno de los modelos que siempre estará en mi lista de deseos. Hablo del Aston Martin DB5, un automóvil de 1964 que forma parte de la emblemática serie "DB" de la marca, y del cuál solo se hicieron 1.059 ejemplares. Es británico pero su diseño nació en Italia, dato que muy poca gente sabe por cierto, y por ello puede recordar un poco a conceptos típicos de Alfa Romeo o Lancia, entre otros. No solo tuvo éxito por su belleza indiscutible, pero también porque fue el vehículo del agente secreto de James Bond, pues protagonizó distintas películas de la saga "007", siendo en "Goldfinger" su primera aparición. Un coche que, debido a estos films, se revalorizó hasta los 5 millones de euros, e incluso el propio Sean Connery, actor que hizo de Bond, adquirió uno.
Otro automóvil famoso dentro del cine fue el Delorean DMC-12, que tuvo un pasado frustrante pero vivió un plot twist, nunca mejor dicho, al cabo de unos años. Este automóvil estadounidense salió en 1981, de la mano de Delorean, cuyo llevaba un motor de 6 cilindros que producía 135 caballos, y podía ser acompañado por una transmisión manual o automática, dependiendo del gusto del cliente. Al año siguiente de su lanzamiento, la marca se declaró en quiebra y dejo de fabricar este modelo, del que ya se habían hecho 8.600 unidades, pero sin poder vender una gran parte debido a sus malas prestaciones. Un buen día, se convirtió en uno de los personajes principales de la película "Back to the Future" (Regreso al Futuro), y su popularidad aumentó hasta el punto de dejar a cero el stock del DMC-12, aunque entonces la marca ya no existía. La versión que encontramos en esta exposición es la de serie, apta para circular por vía pública, y destaca por tener una carrocería de acero inoxidable sin pintar. Realmente, molaría verlo con esos llamativos gadgets y artilugios, icónicos en el film por tener la funcionalidad de viajar en el tiempo. Os puedo contar como curiosidad que en la película se usaron 6 ejemplares y sobrevivieron 3, y en España se rumorea que hay 20 ejemplares, así que aseguraros que no es "Doc" si veis uno de ellos por la calle.
Volviendo a Gran Bretaña, Aston Martin es otra marca que se ha querido subir al carro de los modelos llamados, de la forma más explícita que existe, como "roadsters", y que tanto se han puesto de moda estos últimos años. Primero fue Mercedes-Benz con el Stirling Moss de 2009, y muchos años después vinieron Ferrari y su Monza, Mclaren y el Elva, y ahora Aston Martin y su V12 Speedster. Si de un coche tan llamativo debemos resaltar algo, es su falta de parabrisas, ventanas y techo, resultando ser una barchetta perfecta para comer mosquitos, a no ser que quieras añadir al carrito el casco especial que ofrece Aston Martin. Debajo de su inmenso capó se encuentra un motor V12 biturbo de 700cv, que le permite alcanzar los 300km/h y acelerar de 0 a 100km/h en 3.5 segundos. El Speedster aún es más especial cuando se sabe que solo se han producido 88 unidades, cuyas solo podían ser entregadas a propietarios muy fieles y con un Aston Martin One-77 en su garaje, y pagando 880.000 euros aproximadamente. Este ejemplar en concreto, que forma parte de una colección privada de Marbella, es único debido a su color morado oscuro, denominado como "Angary Purple". En definitiva... ¿Incómodo? Puede. ¿Espectacular? Sin duda.
Otra prueba que confirma la modernización y el avance en el universo del automovilismo es el Ford Fordzilla P1, un coche norteamericano que aterriza a la vida real procedente de un videojuego. Este ha sido creado específicamente para participar en los E-Sports, una nueva forma de entender el deporte y de la que nos tenemos que acostumbrar, y se ha diseñado de una forma curiosa y muy "del siglo XXI". En 2020, durante la pandemia, Ford quiso desarrollar digitalmente el Fordzilla junto a fans de la marca y jugadores de videojuegos, y lo hizo a través de distintas encuestas por redes sociales, dónde consiguió más de 125.000 votos. El resultado fue esta bestia tan futurista de casi 5 metros de largo, con una estructura monocasco, y una cúpula transparente que recuerda a la de un avión de combate. Su motor cuenta con 1.064cv virtuales, y no esperéis verlo por las calles porque simplemente tiene la función de concepto y simulador.
Y, por último pero no menos importante, tenemos dos Jaguar's muy peculiares, que nos demuestran una vez más la transformación del automóvil al paso de los años y, concretamente, en el mundo de las carreras. Uno de ellos es una réplica del Jaguar D-Type, un modelo que hizo historia por ganar las 24h de Le Mans tres años consecutivos, desde el 1955 hasta el 1957. Es un coche que se hizo a partir de un monocasco de aluminio y fibra de vidrio, pintado en "Scottish Dark Blue", y cargaba un motor de 6 cilindros en línea que producía 250cv, algo que le posibilitaba alcanzar los 252km/h en la recta de Mulsanne de Le Mans. También se convirtió en el coche británico que alcanzaba la cifra más alta en una subasta, ya que la edición original que ganó en el circuito francés, el año ´56, se adquirió por más ni menos que 16.36 millones de euros... ¡Qué locura! Junto a él tenemos el "D-Type del presente", el I-Type 5 de Jaguar Racing totalmente electrificado. Con este coche consiguieron el subcampeonato, de la mano de Mitch Evans, en la temporada 2021-2022 de ABB Formula E, la competición de monoplazas eléctricos organizada por la FIA desde 2014, y con la intención de promover esta industria de la que llaman "ecológica".
Hasta aquí la visita a "Los superclase que cambiaron la especie" de Mobility City, exposición que estará abierta al público hasta el 18 de junio de 2023 en Zaragoza. Gracias a la organización por la invitación, y aprovecho para desearos mucha suerte en este proyecto tan innovador.